Una de las ventajas de la actual generación de consolas es la posibilidad no solo de jugar, sino de revivir clásicos en cualquier parte del mundo. Muchos jugadores europeos no pudieron disfrutar en su día de títulos que se quedaron en regiones NTSC o que, si llegaban, lo hacían sin traducción al castellano. En aquella época, la importación era impensable o económicamente muy costosa. Con la llegada de la actual generación y el buen hacer de Square Enix, contamos ahora con Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven, un completo remake en tres dimensiones que, a pesar de su renovación, se mantiene fiel en esencia al título original.
La trama nos traslada al reino de Varennes, conocido por los legendarios Siete Héroes, que han regresado. Estos salvadores de un mundo al borde de la destrucción han caído en el olvido, y ahora, resentidos por ello, pretenden hacerse con el control del reino mediante la violencia. El actual líder, nuestro protagonista, será el encargado de detenerlos.
Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven llega totalmente en 3D
Lanzado originalmente hace más de treinta años, Romancing SaGa 2 mantiene intacta la magia de los JRPG clásicos, ofreciendo un mundo amplio, numerosos enemigos y muchas opciones para estructurar y equilibrar al equipo. Eso sí, no se trata de un mundo abierto: los desplazamientos se hacen seleccionando puntos del mapa, desbloqueando nuevas ubicaciones a medida que avanza la historia. Una de sus señas de identidad es que la historia transcurre a lo largo de generaciones, pasando el control de un líder a otro, quienes heredan sus habilidades.
Un aspecto distintivo, y quizás polémico, es el sistema de muertes permanentes. Si un personaje cae en combate y pierde todos sus puntos de vida, puede desaparecer para siempre. Esto obliga al jugador a formar y equilibrar bien su equipo, dado que pasarán décadas entre un líder y otro.
La elección del equipo es completamente libre, con una amplia variedad de clases disponibles: desde arqueros hasta magos, con más de 30 clases únicas, superando con creces al original. Esta libertad permite al jugador personalizar su escuadrón según su estilo de juego. Además, es posible formar al grupo con disposiciones tácticas que influyen directamente en el combate, añadiendo una capa estratégica al componente rolero.
La progresión de personajes también difiere de los JRPG clásicos. No hay árboles de habilidades complejos: cada arma o tipo de magia (tierra, fuego, agua…) otorga puntos específicos según su uso. Al acumular suficientes, el personaje mejora esa clase de arma o magia, ganando poder y desbloqueando ataques especiales si se usan repetidamente. Este sistema, más accesible, premia la experimentación y hace que la progresión sea natural y dinámica.
Las batallas son por turnos, pero se sienten ágiles gracias a un sistema que deja claro el orden de actuación y permite desencadenar poderosos ataques en equipo cuando se llenan ciertos medidores. La variedad de enemigos es notable y los combates resultan emocionantes gracias al enfoque en explotar debilidades.
Durante el transcurso de la historia, el jugador puede construir edificaciones que mejoran el equipamiento o desbloquean nuevas armas. También encontrará cofres con dinero, objetos y mejoras. Sin embargo, uno de los puntos débiles es la escasa variedad de algunas misiones, que pueden tornarse repetitivas. Además, los entornos a veces resultan confusos y la dirección a seguir no siempre está clara. A esto se suma una curva de dificultad irregular, con picos muy altos que recuerdan a la época de los JRPG de los años 90, pero que hoy podrían resultar frustrantes.
Técnicamente, el remake es notable. Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven luce un estilo visual colorido, completamente renovado en 3D, con soporte para resolución 4K y 60 FPS. Su banda sonora ofrece tanto la versión original como una reorquestada, ideal para nostálgicos.
En conclusión
En definitiva, Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven es un remake que moderniza con acierto un clásico. Las mejoras en calidad de vida, el renovado sistema de progresión y las batallas dinámicas lo hacen accesible y atractivo para nuevos jugadores, sin dejar de lado a los fans de siempre. Aun así, su diseño de misiones algo repetitivo y los picos de dificultad revelan que algunas ideas no han envejecido tan bien como otras. Con todo, sigue siendo una experiencia muy recomendable para los amantes del JRPG.
*Agradecimientos a Plaion por proporcionar una clave de PC para realizar este análisis.