El sector de la conducción está liderado por grandes franquicias muy conocidas, como Gran Turismo o Forza Motorsport. Tampoco debemos olvidar algunas sagas anuales como EA SPORTS F1, entre otras. Año tras año, iRacing juega en su propia liga, y es el momento de hablar de NASCAR 25, título que contenta a su público fiel pero que, en esta ocasión, ha decidido cambiar su estrategia para llegar a un público más amplio.
Este año se ha optado por incluir en su modo carrera a un protagonista de excepción: Dale Earnhardt Junior. En esta modalidad se repasan sus inicios, desde su debut hasta su llegada al Salón de la Fama de NASCAR. La historia está bien estructurada y sirve de guía al jugador, poniéndolo en el papel de un debutante y funcionando como una excusa perfecta para aprender los conceptos básicos antes de empezar a sumar victorias. Por otro lado, se ha dado gran importancia al mantenimiento del vehículo y a los aspectos administrativos, presentados a través de podcasts narrados por el propio piloto.
Una vuelta a sus mecánicas y modos
NASCAR 25 continúa ofreciendo la posibilidad de crear tu propio personaje, pero ahora con más opciones de personalización: elección del vehículo, diseño de un logo distintivo, dorsal y todos los elementos visuales del coche, casco y mono. Estas herramientas han sido diseñadas con acierto e intuición, y aunque no alcanzan el nivel de los grandes del género, son más que suficientes para dar tu toque personal a la partida. Además, los diseños disponibles se amplían conforme se avanza en la campaña.
La franquicia ha sido criticada en los últimos años por la repetitividad de los circuitos. Dado que NASCAR es una competición con trazados cerrados y sin libertad para salir al exterior —algo lógico dentro de sus normas habituales—, en esta entrega se ha optado por poner más atención al detalle de la conducción. Llevar el vehículo al límite, ejecutar curvas complicadas y evitar impactos con los rivales son claves para alcanzar el éxito. Esto, sumado a las características propias de cada coche, hace que algunos trazados exijan el máximo del jugador.
Por ello, el jugador debe tener un conocimiento profundo de su vehículo, demostrando su pericia al volante y teniendo en cuenta numerosos factores. Es recomendable mantener el coche a punto y realizar ajustes en neumáticos y aerodinámica para no quedarse atrás, aportando un factor estratégico muy interesante. La emoción se multiplica al competir en carreras donde los coches están separados por apenas décimas de segundo, haciendo que cada detalle cuente para subir o bajar posiciones.
Gran capa de personalización
Como es habitual en los títulos de conducción, las carreras se dividen por eventos, y ganar no es la única forma de obtener reputación: también se puede conseguir logrando buenos tiempos en entrenamientos, clasificaciones y vueltas, y conduciendo de forma limpia. Lograr una carrera impecable sin choques puede resultar difícil, debido al poco espacio y al alto ritmo competitivo. La clasificación de rendimiento también resulta interesante, ya que afecta directamente al comportamiento del coche en pista.
El dinamismo del modo carrera es alto, con eventos, entrenamientos y clasificaciones breves que evitan el aburrimiento. La gestión administrativa y los contratos con marcas también resultan entretenidos, con menús accesibles y sencillos. A pesar de la limitación de vueltas, existe otra modalidad con mayor profundidad en personalización, permitiendo ajustar la duración, dificultad o los daños por colisiones. El modo carrera sigue siendo el principal atractivo, aunque no debemos olvidar su modo online, donde se puede competir con hasta 40 jugadores simultáneamente. La plantilla de pilotos es amplia e incluye estrellas de las mejores competiciones.
En cuanto al apartado técnico, destaca el buen trabajo de iRacing, ofreciendo una experiencia visual que, sin ser deslumbrante, cumple con creces. Las carreras transmiten una gran sensación de velocidad, los vehículos presentan un diseño realista y el motor de físicas y colisiones está muy logrado. Sin embargo, los menús e interfaz resultan demasiado básicos, y algunas tareas podrían simplificarse. Los efectos de luces y sombras son eficientes, y los circuitos reproducen con fidelidad sus homólogos reales.
En conclusión
En definitiva, NASCAR 25 ha conseguido sorprender con una experiencia más profunda y pulida. Su modo carrera destaca por su personalización y desafío, mientras que los aspectos técnicos y jugables muestran una evolución clara, evitando que esta entrega se sienta como “una más” dentro de la saga anual.
*Agradecimientos a iRacing por proporcionar una clave de PC para realizar este análisis.
