La conocida franquicia de conducción de motocicletas está de regreso, y de la mano de Milestone. MotoGP 25 vuelve tras un año triunfal, estrenando un nuevo motor gráfico, vehículos, modalidades de juego y, sobre todo, opciones de personalización. ¿Estará esta nueva entrega a la altura?
Durante estos últimos años, Milestone, la desarrolladora italiana responsable de numerosos videojuegos de conducción, ha querido dar un giro de tuerca a la franquicia MotoGP para hacerla atractiva tanto para el público no tan acostumbrado al género como para satisfacer a los amantes de las motos. MotoGP 25 ha puesto toda la carne en el asador para ofrecer una experiencia aún más realista, pero también accesible, gracias a configuraciones y tutoriales explicativos. En estos se indican todos los conceptos clave, además de incluir pequeños retos para hacerlos más amenos.
Las configuraciones de conducción se dividen entre el modo arcade y el profesional. En el primero, el título es más permisivo ante los errores, haciendo que no se derrape tanto en las curvas más cerradas y que el frenado no provoque resbalones. También hay un nivel de dificultad adaptativo que ofrece líneas en la pista para mostrar la dirección, velocidad y puntos de frenado recomendados. En el modo profesional, la experiencia se complica bastante y obliga a tener en cuenta hasta el más mínimo detalle. Esto también afecta a la inteligencia artificial de los rivales, que buscarán cualquier hueco disponible y aprovecharán cada error.
Otra de las novedades más esperadas era la inclusión de más licencias de vehículos y pilotos. Además de contar con todos los pertenecientes a MotoGP, también se incluyen los de Moto2 y Moto3, pudiendo competir y elegir libremente entre ellos. Las minimotos, el flat track y el motard son otras incorporaciones que aportan más variedad. El control de estas categorías es menos realista, con físicas mejorables: las flat track resultan más toscas y pesadas, mientras que el motard es más ligero y con gran velocidad en curvas. Aunque los modelos disponibles son escasos, hay una buena cantidad de motos entre las que elegir.
El modo carrera sigue siendo el eje central del juego. Los jugadores deben crear su propio piloto personalizado y unirse a una escudería con el objetivo de alzarse campeones. Todo es completamente configurable: desde la dificultad, que puede ajustarse en cualquier momento, hasta la posibilidad de jugar el fin de semana completo (incluyendo pruebas clasificatorias) o pasar directamente a la carrera. Desde el inicio es posible competir en Moto2 o Moto3, y escalar progresivamente hasta llegar a MotoGP.
Una peculiaridad interesante son los múltiples objetivos intermedios, como las rivalidades entre pilotos, que deben superarse durante las carreras. Al completar estos objetivos, se obtienen puntos de prestigio y mejoras en las relaciones con los pilotos, representadas mediante emoticonos que indican su estado. Si la relación con un piloto es buena, será menos agresivo en pista, mientras que una mala relación se traducirá en una actitud más competitiva. En entregas anteriores existía una red social para conversar con miembros de distintas escuderías, pero en esta edición queda muy relegada y algo desaprovechada.
Por otro lado, hay pequeños eventos de minimotos, flat track y motard en las race off, que resultan divertidos en duelos uno contra uno. Al alcanzar el podio, se obtienen puntos de progresión que permiten desbloquear elementos de equipamiento. Tras cada carrera se accede a un informe final por parte del equipo e ingenieros, lo que permite mejorar y personalizar la moto de forma más intuitiva y sencilla. Sin embargo, el desarrollo técnico del vehículo queda en segundo plano, ya que Milestone ha centrado todos los esfuerzos en la experiencia de competición.
La innovación más destacada en MotoGP 25 es la implementación del motor gráfico Unreal Engine 5, que se hace notar desde el primer momento tanto en consolas como en PC. La interfaz se muestra de forma más clara y definida, la sensación de velocidad ha mejorado notablemente, y los efectos de partículas, como el polvo o el desgaste de los neumáticos, lucen con gran realismo. También sobresale el trabajo en las físicas, que son realistas y determinantes durante la carrera. Merece mención especial la cámara subjetiva y los efectos climáticos, que han experimentado un gran salto técnico. Por último, destacamos la organización de la interfaz y los menús, ahora mucho más accesibles.
En conclusión
MotoGP 25 supone un gran salto de calidad en la serie de videojuegos de motociclismo, consolidándose como una de las mejores entregas hasta la fecha. La desarrolladora ha identificado sus puntos débiles y los ha reforzado con configuraciones accesibles, modos bien diseñados, todas las competiciones oficiales y un apartado técnico muy pulido, convirtiéndolo en un título de conducción muy a tener en cuenta.
*Agradecimientos a Plaion por proporcionar una clave de PlayStation 5 para realizar este análisis.
