Cuando hablamos de Swery65 y Suda51 nos vienen a la cabeza varios de sus proyectos. Estos no destacan por su ambición gráfica, sino porque en muchas ocasiones apuestan por traer algo personal, radicalmente opuesto y único. Para muestra, títulos como Deadly Premonition, No More Heroes o The 25th Ward, ejemplos claros de lo que proponen con Hotel Barcelona.
Una de las cosas que se pide a estos desarrolladores es exigencia y originalidad para desmarcarse y atrapar al jugador desde el primer momento. Con Hotel Barcelona, este dúo nos trae un título de acción, terror y roguelike dentro de una atmósfera muy particular, incluso psicodélica. Una experiencia adictiva, pero no exenta de errores.
Justine y Dr. Carnival colaboran para salir de este misterioso hotel
La historia nos pone en el papel de Justine, actualmente poseída por un demonio conocido como Dr. Carnival. Justine es una persona inteligente y motivada, pero su personalidad cambia con la llegada de esta entidad, que mantiene el misterio al revelar solo lo que considera necesario. De esta manera, se genera una trama intrigante en la que no queda claro si se puede confiar en el Dr. Carnival o no.
Así, Justine aparece sin razón en un extraño hotel, atrapada en un bucle temporal lleno de enemigos terroríficos. Su misión es escapar, derrotando a diversos jefes repartidos por las zonas del hotel. Cada victoria acerca a descubrir la verdad, mientras que cada muerte genera sombras del pasado.
Uno de los puntos fuertes de Hotel Barcelona son sus mecánicas roguelike y su implicación con la trama. No fuerza una historia compleja, sino que anima a dejarse llevar por el caos y destruir todo lo que se cruce en el camino. Eso sí, como buen roguelike, la dificultad es elevada, llegando en ocasiones a rozar la frustración con jefes especialmente exigentes.
En el hotel encontramos residentes que, aunque desconocemos por qué están allí, ayudan a progresar vendiendo armas, intercambiando objetos o incluso regulando la dificultad en momentos clave. Estas ayudas consumen puntos de habilidad, por lo que conviene usarlas con estrategia, sobre todo en fases finales. Además, ofrecen formas de agilizar el progreso, como la posibilidad de llamarlos por teléfono para recibir mejoras.
Cinco desafiantes fases aguardan en Hotel Barcelona
La estructura del juego se divide en cinco fases distintas, desde un campamento hasta las entrañas del hotel. Al comenzar, se debe elegir un nivel de dificultad, y el progreso se guarda por etapas. Si Justine muere, no vuelve al inicio, pero pierde todas las bonificaciones y armas obtenidas. Existe un sistema de recuerdos que permite reiniciar ciertos puntos, aunque con trabas como rutas alternativas, pérdida de progresos o reinicios completos.
La acción es constante y sin respiro. Cada fase cuenta con un temporizador de tres minutos, lo que obliga a avanzar rápidamente y mantener un ritmo frenético. Aunque los caminos son idénticos, la ubicación y tipo de enemigos cambia en cada intento, logrando partidas siempre diferentes.
Justine dispone de una habilidad rápida y débil, otra más potente, un arma, la capacidad de correr a gran velocidad y un doble salto. Conforme se progresa, se desbloquean nuevas armas, combos y habilidades. El sistema es sencillo pero efectivo, basado en machacar botones y esquivar con precisión. También existe un sistema de bloqueo y contraataque, aunque resulta poco intuitivo y exige un timing demasiado estricto.
Enemigos con una excesiva dificultad
A medida que se avanza se obtienen habilidades y modificadores, muchas tras derrotar enemigos. Estos últimos son clave, ya que permiten desbloquear ventajas como conservar un porcentaje de lo obtenido tras morir, facilitando la progresión. La acumulación de enemigos genera partidas caóticas, pero sus patrones de ataque están bien diferenciados y su posición es procedimental, lo que asegura variedad. Además, eliminar enemigos llena un medidor de sangre que permite ejecutar un devastador ataque de área.
Los jefes cuentan con diseños inspirados en películas de terror y bien trabajados, pero su dificultad exagerada los convierte en un punto frustrante. Todos cuentan con múltiples fases y mecánicas, y aunque el reto es un sello del género, aquí alcanza niveles extremos. Durante los niveles también se encuentran salas de juego con cofres que garantizan recompensas útiles o cosméticas.
No todo brilla en el apartado técnico: caídas constantes de FPS, especialmente en fases con muchos enemigos, un timing impreciso que afecta a los ataques, sensación de lag, interfaz poco intuitiva y menús caóticos. En contraste, los diseños de enemigos, animaciones y patrones de movimiento son notables, aunque se ven ensombrecidos por estos problemas.
En conclusión
Hotel Barcelona llega de la mano de Swery65 y Suda51 como un roguelike que pone a prueba tanto la adrenalina como la paciencia del jugador. Sobre el papel parece una gran combinación, pero en la práctica resulta caótico, excesivamente exigente y con controles imprecisos. Si estos errores se corrigen, podría convertirse en un producto a la altura de ambos creadores.
*Agradecimientos a The Cult Games por proporcionar una clave de PC para realizar este análisis.