Los videojuegos como Elsie son los que causan auténtica fascinación entre los amantes del retro de la década de los noventa. Según sus desarrolladores, Knight Shift Games, se trata de un homenaje a los videojuegos de Mega Man que pudieron disfrutarse en NES, Super Nintendo o PlayStation. Un shooter de acción lateral, frenético, que premiaba la habilidad y con multitud de jefes fue la fórmula de Capcom para alzarlo al éxito.
Muchos jugadores echan de menos el regreso del conocido personaje, pero Elsie no tiene nada que envidiar a lo desarrollado por Knight Shift Games, y llega en formato físico a PlayStation 5 y Nintendo Switch gracias a Meridiem. Si eres fanático de Mega Man, y especialmente de su serie X, así como de los juegos roguelite, estás de enhorabuena: el título es un viaje nostálgico con elementos modernos pero algo desequilibrado.
La historia de Elsie traslada al planeta Ekis
La historia del juego se desarrolla en el planeta Ekis, un lugar plagado de recursos naturales que, debido a su sobreexplotación, ha quedado desprovisto de estos. Para evitar una catástrofe futura, la científica Dra. Grey creó un grupo de androides protectores llamados Los Guardianes. Ahora, estos se han rebelado contra su creadora e invadido Neotono, intentando apoderarse del núcleo, que ellos mismos protegían. La Dra. Grey se ha refugiado en su laboratorio para crear un último androide capaz de salvar a la humanidad: Elsie. Aunque la trama es genérica, sirve como excusa perfecta para ponerse en acción, y se transmite de forma eficiente gracias a un correcto doblaje en inglés.
El género roguelite es el pilar jugable de Elsie, junto con fases de plataformas. Su propuesta no se limita a avanzar, disparar y continuar. El jugador comienza en una sala principal y avanza por escenarios generados de forma procedural, enfrentándose a distintos enemigos, abriendo cofres con mejoras y explorando un sinfín de posibilidades. Al final de cada zona espera un jefe, cuya derrota permite el acceso al siguiente mapa.
En total, hay cinco escenarios diferentes: una región helada, un bosque, una forja y una ciudad industrial, entre otros. Tras superar a los jefes, el jugador puede elegir entre dos nuevas zonas hasta alcanzar la fase final. Una vez completado, el título se reinicia completamente y no conserva las armas ni combinaciones, dando lugar a una experiencia totalmente nueva. Aquí se echa de menos una modalidad Partida+, con mayor dificultad y manteniendo el equipamiento. Además, para acceder al final verdadero, hay que rejugarlo varias veces, lo que puede generar una sensación innecesaria de repetición.
El sistema procedural no ofrece suficientes combinaciones, y algunos escenarios acaban resultando repetitivos, especialmente al revisitar zonas buscando el final verdadero. Esto se ve agravado por su corta duración, de unas diez horas, algo escaso tratándose de un roguelite. En cambio, sí hay una buena variedad de enemigos, que aportan sensación de progreso, aunque no se ha trabajado en una curva de dificultad accesible: algunos enemigos poderosos pueden aparecer ya al principio.
La mecánica del escudo es un arma de doble filo. Elsie puede usarlo para protegerse de proyectiles, pero pararlos y redirigirlos es errático y poco preciso. El timing es demasiado exacto, lo que dificulta el uso de una mecánica que, en teoría, podría aportar mucha profundidad. Su alcance limitado obliga a una precisión muy alta, algo complicado en fases saturadas de enemigos y proyectiles. En ocasiones, el exceso de elementos en pantalla convierte el juego más en un bullet hell que en un roguelite.
El equipamiento de Elsie se define al inicio de cada partida: un arma predeterminada, un ataque láser,que sí permanece constante, y la capacidad de recuperar energía. Además, se introduce un sistema de gestión energética que se vacía con el uso continuado del disparo, obligando a administrar los recursos. Cada arma tiene un tipo de daño (fuego, hielo, electricidad), y se pueden desbloquear habilidades pasivas en forma de acompañantes que defienden a la protagonista.
También se pueden rescatar rehenes durante la partida. Estos personajes, como cocineros, magos o ingenieros, se trasladan al muelle y venderán mejoras útiles a cambio de la moneda del juego. En ocasiones, será necesario avanzar en la historia u obtener un plano oculto para desbloquear sus servicios. Una vez adquirido un objeto por primera vez, este se añade al inventario y podrá reaparecer de forma aleatoria en partidas futuras. Además, los escenarios cuentan con tiendas, cofres básicos y otros que requieren llaves para abrirse.
Uno de los problemas del juego es su ritmo: algunas fases comienzan de forma tranquila y, sin aviso, se tornan caóticas, creando una experiencia con muchos altibajos. Elsie no está del todo equilibrado, especialmente en lo que respecta al diseño procedural y la aleatoriedad de sus elementos.
En lo técnico, Elsie brilla gracias a una dirección artística notable, que recuerda a la época dorada de los noventa. Sus escenarios están bien diseñados, repletos de obstáculos, y utilizan una paleta de colores variada y atractiva. La banda sonora acompaña de forma eficaz, aunque puede llegar a ser algo repetitiva.
En conclusión
Elsie es un título entretenido, pero peca de ambicioso. No logra pulir todos sus aspectos, lo que lo convierte en una experiencia a veces agobiante y otras veces demasiado tranquila. Como roguelite, es notable, pero desequilibrado. Aun así, resulta muy atractivo, especialmente para los aficionados a Mega Man, y con futuras actualizaciones podría alcanzar todo su potencial.
*Agradecimientos a Meridiem por proporcionar una clave de Nintendo Switch para realizar este análisis.