La llegada de Demon’s Souls a PlayStation 3 marcó un punto de inflexión para FromSoftware, otorgándole el reconocimiento que merecía por su excelente trabajo. A día de hoy, es una de las desarrolladoras más laureadas de la industria, tanto por el cuidado en el acabado de sus juegos como por su innovación dentro del género. Elden Ring se coronó como Juego del Año, y ahora quiere mantener su buena racha con Elden Ring: Nightreign, una propuesta que apuesta por una fórmula completamente distinta.
A pesar del gran éxito de Elden Ring: Shadow of the Erdtree, FromSoftware ha decidido salirse de su zona de confort con un proyecto paralelo que cambia por completo el enfoque soulslike. Esta vez se presenta una experiencia cooperativa para tres jugadores, con mecánicas roguelike y elementos de supervivencia en una carrera contra el tiempo donde fortalecer al personaje y hacer frente a los peligros del escenario será vital.
Elden Ring: Nightreign es una apuesta por el multijugador cooperativo
La historia nos traslada muchos años atrás, a un periodo en el que las Tierras Intermedias sufrieron una guerra devastadora. De ese conflicto surgió un fenómeno llamado la Fisura, que trajo consigo a una entidad oscura capaz de desatar lluvias desoladoras y corromper todo a su paso. Frente a esta amenaza aparecen los Caminantes Nocturnos, guerreros sin vínculos entre ellos pero unidos con el mismo objetivo: salvar su mundo.
Aunque la narrativa no es el núcleo principal del juego, cumple como excusa para sumergirnos en una experiencia cooperativa cargada de combates. Cada Caminante tiene su propia historia, que se irá desvelando al derrotar a los jefes de cada zona. Estas historias se presentan mediante texto y sirven como aliciente para seguir avanzando y explorando la región.
Quienes hayan jugado al título original se sentirán cómodos con las mecánicas básicas de combate, pero Nightreign introduce cambios notables. El movimiento del personaje es más rápido, puede impulsarse en paredes y no sufre daño por caída desde alturas considerables. Esto resulta clave en un juego que apuesta por el ritmo acelerado y la lucha contrarreloj, con inspiración en títulos Battle Royale. Sin embargo, no todo es perfecto: a veces las colisiones y los saltos sobre ciertos objetos pueden frustrar y hacernos perder segundos valiosos.
El combate mantiene la importancia de gestionar la barra de resistencia, que ahora se agota más rápidamente debido a la velocidad general del juego. Las mecánicas de esquiva también son más ágiles, y aunque muchos enemigos resulten familiares, FromSoftware ha rediseñado sus patrones de ataque para seguir siendo desafiantes incluso para los veteranos.
Una de las grandes novedades es la inclusión de clases únicas, cada una con sus propias habilidades y estilo de juego:
- Guardián: Criatura aviar con lanza, de estilo puramente defensivo.
- Sylvestre: El más equilibrado, con patrones estándar.
- Saqueador: Muy resistente, especialista en contraataques.
- Ojos de Acero: Arquero capaz de localizar puntos débiles con facilidad.
- Reclusa: Maga que domina distintos elementos.
- Ejecutor: Guerrero con katana, que puede repeler ataques y transformarse en bestia.
- Renacida: Muñeca invocadora de espíritus.
Todas las clases están bien equilibradas y funcionan con gran sinergia en equipo. A medida que completamos misiones, ganamos niveles y desbloqueamos ranuras de habilidades y reliquias. Sin embargo, la progresión se siente algo estancada tras unas pocas horas, cuando ya hemos conseguido las mejoras más relevantes para cada clase.
Las partidas se desarrollan en ciclos de tres días, unos 45 minutos por cada una, donde debemos encontrar los puntos clave de la misión en zonas generadas de forma aleatoria. Estas zonas incluyen campamentos, fortalezas, cuevas y más, y conocer sus secretos es crucial para avanzar. Además, en cualquier momento pueden desencadenarse eventos como hordas enemigas o jefes sorpresa, lo que exige una buena coordinación del grupo.
Uno de los aspectos más interesantes es cómo evoluciona el mapa con el paso del tiempo: aparecen cráteres, ciudades devastadas o montañas heladas. Ocho nuevos jefes esperan, con mecánicas únicas pensadas para el juego cooperativo. Algunos exigen rapidez extrema y desplazamientos veloces, otros apuestan por combates más tradicionales. También hay apariciones nostálgicas de enemigos de Dark Souls.
Eso sí, con el tiempo la experiencia puede volverse repetitiva, aunque se espera que futuras actualizaciones traigan más contenido. La aleatoriedad juega un papel clave: cada partida es distinta, con distintos enemigos, ubicaciones y recompensas. Además, se incluye un objeto raro que permite revivir a todos los miembros del equipo, lo cual añade una capa extra de estrategia.
Las armas también tienen efectos pasivos que funcionan incluso sin equiparlas, algo que puede confundir al principio por la falta de información clara. La comunicación entre jugadores, especialmente por voz, es vital para repartir objetos y mantener la organización.
Para quienes prefieran jugar en solitario, también es posible. El juego ofrece un buen equilibrio al jugar solo, pero hay combates que se notan más duros sin ayuda. En especial, los jefes sorpresa o mecánicas pensadas para ser resueltas en equipo pueden volverse muy desafiantes.
A nivel técnico, Elden Ring: Nightreign mantiene el estilo decadente y oscuro de Elden Ring, con escenarios amplios y bien diseñados. Se puede jugar con gran fluidez gracias a un rendimiento sólido y una conectividad estable que evita problemas de lag o desconexiones.
En conclusión
Elden Ring: Nightreign es una propuesta diferente, centrada en el multijugador cooperativo, con mecánicas roguelike y una buena cantidad de contenido que garantiza partidas variadas. Si eres fan del universo FromSoftware y buscas una experiencia distinta, rápida y desafiante con amigos, este título puede convertirse en tu próxima obsesión.
*Agradecimientos a Bandao Namco por proporcionar una clave de PlayStation 5 para realizar este análisis.