Crinkle Cut Games y PQube vuelven a sorprendernos con una experiencia variada y divertida gracias a la llegada de Discounty. Los simuladores de gestión están de moda, pero con un corte más realista. En este caso, el título que nos ocupa hoy nos pone al mando de un pequeño supermercado en una experiencia que no resulta agobiante, sino gratificante. Además de una genial versión en físico de mano de Meridiem.
La desarrolladora danesa ha conseguido que la gestión y posibles frustraciones de llevar tu propia tienda sean divertidas dentro de un mundo pixel art colorido. No hablamos de un gran simulador del género como Stardew Valley, pero sí de una experiencia igualmente grata, que se sale de lo básico e introduce mecánicas propias capaces de enganchar durante horas.
Gestiona hasta el más mínimo detalle de tu supermercado virtual
La trama nos lleva al pueblo de Blomkest, donde asumimos el papel de un comerciante creado previamente por el jugador. Tras un viaje a esta localidad nos encontraremos con nuestra tía Tellar, quien deja en nuestras manos su franquicia de supermercado. Una vez dentro, descubriremos un sinfín de ideas para construir, modificar y personalizar la experiencia del cliente, con el objetivo de dar a Blomkest el gran comercio que merece.
Los primeros pasos son básicos, con una curva de aprendizaje suave que no agobia y evoluciona de forma natural. Al principio bastará con abastecer de artículos, tener stock suficiente y organizar los estantes. Cuando la clientela acceda, habrá que atender la caja, sumar manualmente el precio de los productos con la calculadora y cobrar lo que corresponda. Aquí la precisión es clave: si se cobra de más, algunos clientes se marcharán enfadados. Esto cobra aún más importancia cuando hay una fila larga y la cinta repleta de artículos.
Vida social en Blomkest
A medida que los clientes satisfechos abandonan la tienda, se reciben bonificaciones y reseñas positivas, que se traducen en más dinero y una mayor variedad de productos. Superando estos desafíos se desbloquean mejoras, como un escáner para registrar automáticamente los artículos, nuevos productos y, en general, ganancias para reinvertir en la tienda. Sin embargo, Discounty no se queda ahí: al caer la noche, la vida social del personaje cobra protagonismo al permitir explorar Blomkest, conocer a sus habitantes y descubrir nuevos rincones.
Las decisiones en el pueblo impactan en la tienda, ya sea a través de acuerdos comerciales o desbloqueando nuevas zonas con mayor interacción. Los personajes secundarios son variados y memorables, como un pescador cuya tienda está en ruinas por culpa de una multinacional o la vendedora de una anticuaria. Aunque la gestión del supermercado es la base del juego, las relaciones con los habitantes de Blomkest tienen un peso importante.
La gestión es entretenida y su evolución hace que todo resulte más accesible a la vez que se incentiva la exploración del pueblo. La automatización de tareas proporciona comodidad, aunque resta cierta profundidad al no ofrecer demasiadas herramientas adicionales. En lo visual, el pueblo luce con una estética pixel art desenfadada y colorida, con diseños de personajes consistentes y bien logrados. Los efectos de sonido están bien implementados, aumentando la sensación de estar en una tienda real.
En conclusión
Discounty amplía el catálogo de videojuegos de gestión con un aire relajante. Es un título ideal tanto para partidas rápidas como para sesiones largas, siempre entretenido y con una dificultad bien ajustada. Si alguna vez has querido gestionar tu propio supermercado, este juego es altamente recomendable.
*Agradecimientos a Meridiem por proporcionar una clave de Nintendo Switch para realizar este análisis.