Muchos de los que nacimos en los noventa tuvimos la oportunidad de abrir el nuevo milenio con el estreno de la película de animación Chicken Run. La rebelión en la granja contada desde un punto de vista caricaturesco, divertido y con un acertado doblaje de Gomaespuma alzó al largometraje a un éxito de taquilla. Chicken Run: Por las plumas regresa más de dos décadas después con un videojuego donde las famosas gallinas se convierten en espías y deben cumplir una valiente misión.
El título nos sitúa en los mismos derroteros que dejaron sus dos incursiones cinematográficas. Rocky, junto a su hija Molly y viejas conocidas como Babs, Mac y Fowler, deberán hacer frente a una malvada corporación llamada SEAL. Esta cuenta con cinco instalaciones de alta seguridad, y será misión de los jugadores liberar a todas las gallinas que han sido encerradas tras sus muros para evitar que sean convertidas en comida y platos preparados.
Mecánicas de sigilo y mucha interacción
Esta historia, aunque sencilla, proporciona el gancho perfecto para ponerse manos a la obra en Chicken Run: Por las plumas. Sus mecánicas apuestan por un estilo de juego basado en el sigilo como su principal característica, sumando un marcado toque caricaturesco y un tono muy divertido. Como si se tratara de un título del propio Hideo Kojima, habrá que utilizar los elementos del entorno para pasar desapercibidos: paredes, armarios, arbustos o incluso contenedores. No será un camino de rosas, ya que SEAL cuenta con seguridad custodiada por guardias y zorros robóticos que no pondrán las cosas fáciles.
En caso de ser descubiertos, sonará una alarma que activará numerosas trampas, complicando la huida. No obstante, el sistema no es excesivamente punitivo: basta con dirigirse rápidamente a un botón que desactive el mecanismo de seguridad, esconderse y volver a empezar. Esto demuestra que la dificultad del juego es bastante baja, penalizando muy poco el fallo. El desafío real reside en aprender los patrones del enemigo y elegir el momento idóneo para esquivarlo.

Un grupo de gallinas con numerosas habilidades
Durante la partida no se irá solo, ya que en muchos momentos se contará con el apoyo de dos o tres gallinas compañeras, siendo una de ellas la líder de la misión. Cada personaje dispone de habilidades únicas como camuflaje, ataques que confunden al enemigo o la capacidad de emitir electricidad para desactivar sensores. Como líder, una gallina deberá dar órdenes al resto del equipo para que la misión sea un éxito. A esto se suman objetos que otorgan nuevas habilidades y compensan las debilidades del grupo.
Tras varias horas de juego, se han detectado algunos problemas de colisión, que provocan interacciones indeseadas o errores al liberar a ciertas gallinas, impidiendo que salgan de sus jaulas o incluso provocando su desaparición. Esto, combinado con niveles que exigen rescatar un número determinado de gallinas, puede obligar a reiniciar la partida. La principal miga del juego consiste en rescatar al mayor número de gallinas posible y llevarlas a un punto concreto para completar el nivel. Con alrededor de treinta fases, el título ofrece una duración moderada y una buena variedad de situaciones que mantienen el interés.

En el apartado técnico, destaca el inconfundible estilo de Aardman y su peculiar estética de stop-motion, que continúa transmitiendo cercanía y carisma. Las animaciones y movimientos recuerdan mucho a las películas, combinando realismo y exageración en perfecta armonía. También es digno de mención el doblaje al castellano, que ofrece frases divertidas y naturales, aportando carisma y personalidad a cada gallina.
En conclusión
En definitiva, Chicken Run: Por las plumas supone el regreso de una saga muy querida, ofreciendo una aventura que integra de forma eficaz mecánicas de infiltración con el humor y encanto característicos de Aardman. A pesar de ciertos fallos técnicos, el resultado es un juego diferente, ameno y con una identidad muy marcada dentro del género.
*Agradecimientos a Bandai Namco por proporcionar una clave de PC para realizar este análisis.