En muchas ocasiones, los jugadores no buscan historias elaboradas o mecánicas jugables complejas, sino simplemente un título que entretenga con fórmulas directas. Bite the Bullet es un buen ejemplo de ello, gracias a sus mecánicas de acción y elementos roguelite, demostrando por qué las experiencias independientes se desmarcan notablemente de las apuestas triple A del mercado.
En Bite the Bullet, el jugador se sumerge en un futuro no muy lejano donde la economía ha colapsado debido a la despoblación. La contaminación tampoco ha ayudado, provocando una drástica reducción de cultivos y producción de alimentos. Ante esta crisis, un grupo de científicos desarrolla un implante que permite a la humanidad consumir cualquier cosa pero a un alto precio. Muchos de los humanos que lo reciben acaban mutando, y es aquí donde comienza la historia de Chewie y Chewella, quienes investigan los motivos tras esta situación.
Bite the Bullet es una experiencia sencilla con un amplio arsenal
Como mencionábamos, el jugador toma el control de uno de estos dos personajes, cuyo objetivo principal es recorrer fases en dos dimensiones, desplazándose a gran velocidad y disparando a todo ser viviente que se cruce en su camino. Una de las peculiaridades más llamativas del juego es la opción de devorar a los enemigos derrotados. Esta mecánica resulta curiosa, ya que consumir demasiados enemigos hará que el personaje gane peso, lo cual, aunque no afecta drásticamente a la jugabilidad, añade un toque diferenciador.
Aunque sobre el papel la propuesta resulta entretenida, cabe señalar que algunas fases pecan de ser demasiado extensas, al igual que ciertas misiones secundarias que obligan a consumir enemigos o eliminar una cantidad concreta. Estas tienden a repetirse y dan la sensación de alargar artificialmente la duración del nivel. Aun así, la inclusión de minijuegos dentro de las fases aporta variedad. Sin embargo, en ocasiones, menos es más.
Uno de los aspectos más destacados de Bite the Bullet es su amplio arsenal de armas. Muchas de ellas ofrecen dos modos de disparo: uno principal, rápido pero poco dañino, y otro más lento con efectos devastadores. Además, existe una gran variedad de municiones y tipos de disparo. Esto, junto al desarrollo del personaje mediante un árbol de habilidades personalizable, aporta un grado de profundidad muy valorado por los jugadores más meticulosos.
Otro punto positivo que nos ha recordado a la franquicia Metal Slug es la posibilidad de elegir entre dos modos de control: novato y profesional. Esta opción será bien recibida tanto por quienes se inicien en el juego como por los más veteranos, pudiendo alternar entre ellos en cualquier momento de la partida.
En el apartado técnico, destaca su cuidado diseño en pixel art, con variedad de escenarios y enemigos bien modelados. La estética general y los fondos remiten a los clásicos run and gun, con animaciones correctas y un diseño de armas visualmente atractivo. Todo ello se acompaña de una banda sonora retro y efectos de sonido que encajan perfectamente con el conjunto.
En conclusión
Bite the Bullet es el título perfecto para quienes buscan partidas rápidas, directas y sin complicaciones. Dirigir al personaje, disparar a los enemigos, devorarlos y seguir adelante es la fórmula sencilla pero efectiva que define a un buen juego de acción independiente.
*Agradecimientos a Mega Cat Studios por proporcionar una clave de PlayStation 5 para realizar este análisis.