Si por algo está destacando este año 2025 es por la cantidad de regresos de sagas que aparentemente parecían olvidadas pero que vuelven en forma de remasterización o títulos completamente nuevos. Uno de ellos es Shinobi: Art of Vengeance, con un nuevo episodio de la conocida franquicia de SEGA donde Joe Musashi regresa con novedades en lo jugable y una interesante propuesta visual.
Para aquellos que no conozcan Shinobi, debemos mencionar que es una franquicia con mucha solera y que procede de las recreativas de los años ochenta. La encargada de traerlo de vuelta ha sido Lizardcube, quienes estuvieron a los mandos de Streets of Rage 4 y dejaron un gran sabor de boca, siendo los elegidos perfectos para este nuevo episodio. Ahora, con el retorno de Shinobi, encontramos un título con un fantástico apartado técnico pero con unos controles y planteamientos fieles al clásico.
Joe Mushashi busca consumar su nueva venganza
Los jugadores tomarán el papel del conocido Joe Musashi, quien decidió retirarse y vivir una vida tranquila junto a su familia. Pero esto no ha durado mucho, ya que un ejército liderado por Lord Ruse tiene planes de dominación mundial y su principal objetivo es la aldea del protagonista. Este enemigo ha arrasado con todo lo que ha encontrado en su camino, motivo perfecto para que Joe se arme con su katana y kunais para consumar su venganza.
Como es habitual, Shinobi: Art of Vengeance sigue los pasos de sus antecesores con un juego que mezcla plataforma en dos dimensiones con grandes dosis de acción. Joe está equipado con su katana, con la que puede realizar todo tipo de ataques y combos mientras recorre el escenario y ejecuta saltos. Desde el primer minuto se siente como una aventura de corte clásico, con unos efectos sonoros parecidos al original que Lizardcube ha querido trasladar con mucho mimo.
Para consumar la venganza de Joe Musashi habrá que superar un total de doce fases, y como dato curioso, estas no tienen un orden predefinido. Pueden elegirse entre varias, trasladándonos a ubicaciones clásicas como aldeas o bosques, y a otras más novedosas como una ciudad futurista o una batalla encima de un tren en movimiento. Son localizaciones que, aunque algo tópicas, tienen la suficiente variedad y sabor clásico para contentar a los fans más acérrimos.
Conjunto de fases lineales y de tinte metroidvania
Además de estos niveles, hay fases especiales donde se puede cabalgar a lomos de un lobo blanco o practicar surf de una forma poco ortodoxa. Esquivar obstáculos, proyectiles enemigos y acabar con ellos a través de combos y saltos precisos son la tónica predominante en el juego. Durante el recorrido se puede recoger oro para gastar en el mercader, quien otorgará mejoras. También existen etapas adicionales que recompensan con más puntos de vitalidad.
El juego ofrece fases lineales en muchos momentos, centradas en la acción, pero también introduce salas ocultas con recompensas. Para los más exigentes, se encuentran los enemigos de élite, que deben activarse manualmente en lugares concretos. Superarlos otorga un mayor número de kunais y vitalidad, aumentando el desafío.
Otras fases, como Neo City, ofrecen más libertad. Esta comienza de forma lineal pero abre varios caminos, con el objetivo de investigar el secuestro de tres niños. La dificultad cuenta con una curva bien implementada y la desarrolladora ha introducido puntos de control cercanos para evitar retrocesos frustrantes. El progreso se conserva y al llegar a un jefe nunca se pierde lo conseguido.
Mucho acierto en su combate y plataformas
Uno de los grandes atractivos de la saga es su combate y plataformas, y aquí vuelven con más fuerza. Desde el inicio se cuenta con doble salto, rebotes en paredes, carrera y volteretas aéreas. Más adelante aparecen habilidades como el clásico gancho para balancearse y la tela para planear. Hay fases pausadas y otras frenéticas, donde calcular cada salto es clave. En este aspecto, el título es generoso con los puntos de control.
El repertorio de enemigos es variado y con patrones muy diferenciados. Algunos saltan, esquivan o atacan a distancia, mientras que otros se entierran, lanzan descargas eléctricas o utilizan a sus aliados como escudo. Los más avanzados incluso contraatacan, lo que eleva la profundidad del combate. Gracias a esta variedad no se percibe repetitividad.
Los mini jefes y jefes finales son el verdadero reto, obligando a aplicar las habilidades recién adquiridas para explotar sus puntos débiles. Por ejemplo, un robot gigante puede ser derrotado desviando proyectiles con el pañuelo de Joe. Son enfrentamientos intensos y exigentes, aunque breves cuando se dominan sus patrones.
En conclusión
Shinobi: Art of Vengeance ofrece una duración cercana a las doce horas, que puede alargarse si se buscan coleccionables y habilidades ocultas. En definitiva, es un digno sucesor de una franquicia que parecía olvidada, donde Lizardcube ha sabido mezclar mecánicas clásicas, combates dinámicos, plataformas desafiantes y una historia atractiva para consumar la venganza de Joe Musashi una vez más.
*Agradecimientos a Cosmocover por proporcionar una clave de PC para realizar este análisis.