Los plataformas modernos han introducido numerosas mejoras mecánicas. Aunque beben de términos clásicos, también incorporan elementos más innovadores o conservadores. En los últimos años, el género se ha vuelto más complejo y desafiante, especialmente con la inclusión de elementos metroidvania, que aportan más profundidad y una jugabilidad estilo roguelike. Sin embargo, en otros casos, también es deseable una experiencia que regrese a lo clásico, y Shadow of the Orient es un buen ejemplo de ello: un título sencillo y directo al grano.
En Shadow of the Orient disfrutamos de una aventura de plataformas tradicional donde el protagonista debe rescatar a una princesa secuestrada por una banda de malvados samuráis. Como decíamos, se trata de un videojuego directo en el que los jugadores se ponen al frente del héroe y recorren una gran variedad de escenarios mientras combaten enemigos. El protagonista, Xiaolang, domina las artes marciales y puede empuñar tanto un hacha como una espada.
También se incluyen potenciadores que facilitan la tarea, como una bola de fuego que lanza proyectiles a distancia, cuchillos que se disparan en tres direcciones o una barrera protectora. La jugabilidad es divertida y cuenta con un sistema de físicas que otorga peso a los movimientos del personaje, favoreciendo el combate cuerpo a cuerpo y el uso estratégico de la armadura.
Shadow of the Orient es un plataformas con estética de 16 bits que no reinventa el género, pero tampoco introduce suficientes novedades como para destacar. A menudo transmite la sensación de estar jugando un título de Super Nintendo o SEGA Mega Drive, con momentos centrados en recoger monedas, realizar saltos medidos de pared a pared y esquivar trampas que añaden dificultad.
Durante la exploración pueden encontrarse zonas opcionales más desafiantes, donde cualquier error puede costar una vida. Estas fases adicionales no tienen puntos de control, por lo que deben completarse de una sola vez. Aunque opcionales, ofrecen una curva de dificultad más interesante. Aun así, el uso de monedas permite mejorar rápidamente las habilidades de Xiaolang, lo que facilita en exceso el progreso.
En lo técnico, como mencionamos, el juego recuerda a un título retro de 16 bits. El uso del color negro en los fondos mejora la visibilidad de la interfaz. El diseño de personajes remite al estilo de Kunio-kun, con un aspecto simpático y variado. Sus jefes recuerdan en ocasiones a los de Shinobi, y la estructura de niveles también se asemeja a este clásico.
En conclusión
Shadow of the Orient es un plataformas que parece salido directamente de los años noventa. Es directo, con diversas fases por completar, y con una dificultad accesible, aunque algo descompensada por lo sencillo que es mejorar al personaje. Su duración es escasa, pero es rejugable para quienes quieran superarlo en menos tiempo o conseguir el 100 % del contenido.
