El mercado de los videojuegos independientes está repleto de una gran cantidad de títulos, muchos de los cuales beben de las mecánicas de otros. Con una calidad variable, algo lógico dado que sus desarrollos se llevan a cabo con presupuestos bajos, no muchos logran destacar entre la multitud. En muchas ocasiones, la crítica o las opiniones de otros jugadores son clave para encontrar una joya que pueda sorprender. En este caso, hablaremos de Petit Island, una aventura relajante y divertida.
El título nos traslada, como su propio nombre indica, a una isla de pequeño tamaño con una atmósfera tropical, habitada por animales antropomórficos. La historia gira en torno a un gato llamado Félix, ahora anciano, cuyos recuerdos están siendo olvidados. Su nieta Lily decide viajar hasta este lugar, tras hacerse un buen cambio de imagen, para seguir las historias de su abuelo y recolectarlas con el fin de animarle.
Petit Island: descubre una isla llena de recuerdos
Su narrativa es sencilla y funcional, ofreciendo un entorno tropical detallado con un pueblo, tiendas, edificios y todo tipo de comidas que destacan por su colorido. Los personajes, con los que se interactúa constantemente, tienen un vínculo cercano con Lily, y a través de ellos se irán recopilando recuerdos del pasado de Félix y de quienes formaron parte de su vida. Petit Island crea una trama emotiva que invita a un viaje intergeneracional a través de los recuerdos. Algo que llama la atención es la expresividad con la que se transmite, incluyendo expresiones cercanas e ilustradas con emojis.
Un aspecto que no termina de encajar bien es la relación entre el mundo abierto y la historia, ya que obliga, en cierta medida, a jugar capítulos centrados en un único personaje, sin ofrecer una experiencia de exploración completamente libre. Esto genera una linealidad que limita. Aun así, la exploración del mapa es uno de sus puntos fuertes, permitiendo realizar todo tipo de tareas como adquirir muebles o decorar zonas de la isla. Este aspecto favorece el descubrimiento del entorno, ofreciendo un mundo abierto de pequeñas pero suficientes dimensiones.
Por otro lado, Petit Island obliga a cumplir ciertos objetivos por motivos argumentales que carecen de interés, los cuales podrían haberse sustituido por misiones secundarias que invitaran a completarlos en momentos concretos. La sensación de libertad es limitada, ya que en muchos momentos el juego guía al jugador de un punto a otro para cumplir partes de la historia. Es una lástima, dado que su mundo es uno de sus principales atractivos. Un ejemplo de esta estructura es el primer capítulo, donde hay que buscar a un pintor siguiendo las pistas de los habitantes y tomando anotaciones en el diario. Otras misiones incluyen tomar fotografías o encontrar objetos concretos, priorizando siempre la sencillez. También hay actividades más relajadas como pescar, cazar insectos o participar en carreras de obstáculos, algunas de las más características del juego.
Su interfaz resulta algo confusa, ya que es necesario acceder a numerosos menús para recoger un objeto determinado, lo que la hace poco ágil. Una opción más acertada habría sido implementar un menú radial para facilitar el acceso rápido. Otro detalle curioso es la presencia de monturas con mezcla de animales, que permiten desplazarse por la isla de forma más rápida y acceder a zonas inicialmente inaccesibles. Si algo destaca en el juego es su apartado técnico, con un estilo visual colorido, uso de cel shading y repleto de elementos interactivos.
No debemos olvidar que Tesura Games trae Petit Island en edición física para PlayStation 5, Xbox Series y PC.
En conclusión
Petit Island es un videojuego entretenido que ofrece un buen puñado de horas a través de una historia emotiva y con mecánicas sencillas. Es cierto que no proporciona toda la libertad que se desearía, y que algunos objetivos carecen de interés. Aun así, es una propuesta divertida y recomendable para todo tipo de públicos.
*Agradecimientos a Tesura Games por proporcionar una clave de Nintendo Switch para realizar este análisis.
